Ayer empecé a dar clases a un nuevo alumno y como siempre, quedamos en la biblioteca. Pero al llegar veo que está cerrada porque hay un evento especial o no sé qué. Llamo a mi jefa y me dice que busquemos otro sitio cerca, así que vamos de una cafetería a otra sin mucho éxito, porque o están llenas o están cerrando (son las seis de la tarde). Después de media hora dando vueltas, encontramos dónde sentarnos. Había preparado una clase para un nivel cero, pero el chico sabe más de lo que tenía entendido y se funde mis actividades en un suspiro, así que tengo que improvisar. Al volver a casa no puedo seguir preparando clases porque internet no funciona.
Bill se empeñó en llevarme a dar un paseo en barco por el estuario de South Queensferry, y ya no puedo demorarlo más. En el barquito hace un frío de narices. Estamos a 5 grados, pero con el viento la sensación térmica debe de acercarse a -10. Me envuelvo en todo lo que llevo puesto, mientras presto más atención a un tripulante que a las vistas. El tío va en manga corta y está tan tranquilo, todo plácido y sonriente. No me cabe duda de que es escocés. La rebequita la dejará para cuando hiele, supongo.
Pasamos por una islote (Swallow Craig) que alguien se ha dedicado a poblar con figuras de gnomos. Me pregunto quién puede estar tan aburrido y ser tan guasón como para tomarse la molestia de coger una barca, cargarla de gnomos y colocarlos a lo largo de este pedrusco en medio de la ría.
Para ver foto tomada por alguien más profesional que yo:
Mientras estoy contemplando a las focas tomando el sol, recibo una llamada. Pero entre el ruido del motor y de la narración por megafonía va a ser imposible comunicarme, así que no lo cojo. Me inquieto, porque es un número que no tengo registrado, y cuando buscas trabajo siempre brincas cuando ves algo así en la pantalla del móvil. Al cabo de un rato vuelven a llamar, pero la situación es la misma. No puedo hacer nada, así que intento disfrutar de la vista, pero no tengo la cabeza aquí.
Focas disfrutando del sol, mientras yo tirito de frío.
Al llegar a casa me dedico al teléfono y veo que debían saber que no estaba disponible, porque se han empleado a fondo. Una llamada es de un número privado, así que no puedo responder. Llamo al otro número, del que tengo tres perdidas: es de un supermercado donde mandé mi CV, quieren hacerme una entrevista. Me dicen día y hora, intento entender la información básica y me pongo a preparar clases. Más tarde me llaman del número privado: son del Royal Mail, preguntándome si puedo empezar antes, este mismo lunes. Eso cuando me entero de lo que me están diciendo, porque la mujer me está hablando de diferentes turnos, días y horas a toda velocidad y en escocés cerrado, y mientras pongo todos mis sentidos en anotar lo que me dice, me están bailando por la cabeza las clases que tengo que dar y la entrevista para el súper, así que empiezo a hiperventilar porque no me encaja ningún horario. La mujer necesita una respuesta inmediata, y veo que no puedo cuadrarlo con los otros compromisos, así que le tengo que decir que no. No pasa nada, lo de comenzar el 20 sigue en pie. Sólo están intentando encontrar a gente que pueda echar una mano ya. Cuelgo pensando cómo se acelera todo en un momento: de no tener nada a tener clases, entrevista y un trabajo. ¡A las mismas horas, los mismos días!!!
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