miércoles, 12 de julio de 2017

DULZURA

Hoy voy al banco para abrir la cuenta corriente. La chica, Rachel, es encantadora y responde "lovely" a todo lo que le digo (mis apellidos, cuándo llegué a Edimburgo...). Una de las preguntas que me hace es si me he cambiado de nombre en los últimos años y otra, en qué mes empecé a vivir en España. Le digo que soy española, pero necesita saber en qué mes empecé a vivir en España. Pues nada, le digo en qué mes nací. Esto es divertido, no quiero que acabe...

Lo más curioso es que después de todas las trabas que te ponen para abrir cuenta, luego no es necesario ingresar ni un penique. La puedes tener a cero desde el principio. De verdad que a peculiares no los gana nadie. Pero como son tan amables hago la vista gorda.

Como estoy cerca de Marks and Spencer, decido comprar otra tarta de queso, porque presentarme con esa deconstrucción de pastel en una caja que gotea me da un poco de vergüenza. Ya me comeré las migas de la otra poco a poco, tampoco me quejo de tener algo de postre en casa. De paso compro otro paquete de crumpets. Esta vez llevo la tarta con tanta reverencia como si portase al embrión de un heredero varón a la Casa Imperial Japonesa.

La ola de calor ha llegado a Edimburgo: 19 grados. Por lo que el conductor del autobús, asfixiado, enciende el aire acondicionado. Me entra la risa. En Sevilla a 19º pondrían la calefacción.

Por la tarde voy a casa de María (casi olvido la tarta), me paso tres calles y tengo que desandar lo recorrido y cuando llego no está. La llamo, salta el contestador. Me quedo mirando a las gaviotas con cara de tonta hasta que oigo mi nombre. Es María con su hija, disculpándose y preguntando si llevo mucho. No pasa nada.

Después de cenar me dice que por favor me lleve lo que ha quedado de tarta, que prefiere no tener dulces en casa. La volvemos a meter en la caja y me la llevo. Cuando llego me pregunto cómo voy a acabar con tanto pastel, pero como soy resolutiva lo soluciono a mi manera: saco la caja de la bolsa al revés y la tarta se estrella contra la pared, la silla y el suelo. Al ser de frambuesa la cocina parece ahora el escenario de una peli de Tarantino. Problema resuelto.


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