martes, 11 de julio de 2017

CONTRATO

Por supuesto, no deja de llover. Porque al microclima de Edimburgo se la repampinflan el satélite Meteosat, las isobaras y los meteorólogos. Así que la ascensión al Arthur's Seat tendrá que esperar. No digo que llore de pena, estoy reventada. Anoche no podía dormir, de estar despierta me entró hambre, me estuve poniendo morada de crumpets con mantequilla a las tres de la mañana, luego me entró una acidez que no veas, y cuando al final me quedé dormida, supongo que a eso de las cinco, el sol dijo "aquí estoy" y la luz me despertó. Porque aquí no hay persianas, y las cortinas no tapan lo suficiente.

Voy al centro porque aún medio creo que haré la excursión y porque tengo que volver a la agencia a que me paguen. Adam y yo jugamos al gato y al ratón al teléfono, y mientras espero su llamada me meto en Marks & Spencer. María, la amiga de Javier y Rocío, me ha invitado a cenar mañana y quiero llevar algo de postre. Compro una tarta de queso de aspecto muy apetecible.

Hasta que llega a casa. Porque como no deja de llover y tengo que sujetar el paraguas, decido meterla en la mochila, la caja parece fuerte. Pero no cabe recta y la pongo un poco en vertical. Ideas mejores habrá. No se me desparrama dentro de milagro, pero la capa de mermelada es ahora un churrete por un lado y una montaña por el otro, la caja está espachurrada, el plástico perdido de mermelada... La nueva socialité ya está aquí, voy a quedar como una reina mañana.

Una vez más, entro en la agencia corriendo, empapada y luchando con la puerta. Que no lo he dicho antes, pero pesa lo que no está en los escritos. O será que yo llego siempre con mi último aliento y me parecerían pesadas hasta unas puertas automáticas. Adam me paga, creo pillar algo de que faltan catorce libras, pero no entiendo por qué ni si me las va a pagar en algún momento. Le digo a todo que sí (es más fácil que pedir que me repitan todo siempre) y me voy. Como soy de costumbres, cojo el bus en dirección contraria.

Llego a casa muerta de hambre y deseando echarme una siesta. Pero recibo un mensaje de los de la academia pidiéndome la documentación que tengo que devolverles firmada y diciéndome que tienen un alumno para mí. (Iba a decir "un cliente" pero me ha sonado fatal).

Ja, ¿dónde imprimo yo en Portobello? Veo que Javier y Rocío tienen impresora y ruego porque funcione. Luego ruego por poder contenerme y no tirar el ordenador por la ventana. ¿Dónde narices han puesto el icono de "Impresoras" en el maldito Windows 10? Porque antes se veía, así que en la nueva versión pensaron, con gran acierto, que para qué iba a estar a la vista, vamos a ejercitar las neuronas de los usuarios, que se nos atontolinan...

Después de chuparme cuarenta tutoriales de gente que se pasa el primer cuarto de hora divagando, me entero de que hay que clicar con el botón derecho en el icono de "Inicio", ahí se abre un menú del que debemos elegir "Panel de control", allí entrar en "Hardware y sonido", y luego en "Dispositivos e Impresoras". Totalmente intuitivo.

Consigo imprimir el contrato. Lo tendré que escanear, y el otro día me pidieron que firmase lo del NIN con tinta negra, porque por lo visto la azul da problemas. Como para arriesgarme. Ni un boli negro. Tengo azul, rojo, verde, rosa palo... Ni uno negro. Voy al centro de Portobello a comprar uno. Cojo el bus (en la dirección correcta) porque hace una rasca de narices y además tengo prisa.

Vuelvo. Firmo. Miro más tutoriales porque he olvidado cómo acceder a "Dispositivos e impresoras". Finalmente envío el correo con todo lo que me piden.

Como una hora y media para firmar un contrato. Un nuevo récord.


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