Los dueños del piso vuelven en una semana y yo no he resuelto nada relacionado con el alojamiento. (Total, los puentes de Edimburgo parecen confortables, y el tiempo es bueno). Me han ofrecido que me quede con ellos hasta principios de agosto, cuando llegan unos familiares a visitarlos, pero igualmente sigo necesitando encontrar algo y preferiría respetar su intimidad y dejarlos solos.
Si no es fácil encontrar alojamiento en Edimburgo en general, durante el Festival Internacional es como querer escalar el Everest en chancletas. He visto un anuncio de un piso que parece chulo, pero no puedo acceder al teléfono de contacto a no ser que pague una suscripción mensual. Y pagar por ver un número de teléfono me parece exagerado. Así que tengo que esperar una semana hasta que lo publiquen gratis. Convencida de que al cabo de esa semana la habitación habrá volado, pero mis orígenes catalanes pesan. Me pongo un recordatorio y cruzo los dedos. Veo otros dos anuncios que parecen decentes en otra página web y les mando un mensaje.
Hoy doy mi primera clase de español. El método es muy curioso: tengo que encontrarme con un alumno de nombre impronunciable en la cafetería donde vamos a dar la clase. Yo no sé cómo es él, pero él sí tiene una foto mía para identificarme, así que deberé pasearme por la zona con aire sofisticado hasta que dé conmigo (lo de la sofisticación me lo he inventado yo, que he visto muchas pelis en blanco y negro. Voy a buscarme una boquilla larga y una gabardina). Menos mal que no me he dejado llevar por la coquetería y he enviado una foto actual y sin filtros. Aunque si fuera con esas pintas, desapercibida no pasaría. Me doy cuenta de que no me han dado ninguna contraseña, espero que no haga falta y se vaya toda la operación al garete...
Me siento un poco rara paseando por la cafetería mirando a los hombres. (Me siento un poco otra cosa, para ser sincera. La camarera me mira suspicaz). Por suerte, mi alumno me reconoce en cuanto llega y puedo sentarme y sacar ostentosamente mis papeles, haciendo lo posible para que la camarera me vea. Las clases resultan muy interesantes y me divierto mucho, pero no creo que sea profesional dar muchos detalles. Aunque me gustaría.
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