lunes, 10 de julio de 2017

AMABILIDAD

Voy a otro banco, Nationwide, donde me dijeron que con la carta que me hizo Adam el otro día y el pasaporte tendría suficiente para abrir una cuenta. La chica que me atiende es encantadora, absolutamente adorable. Cuando ve la foto de mi pasaporte, exclama “¡Oh, qué bien, vosotros podéis salir sonriendo! A nosotros no nos dejan, tenemos que salir así (frunce el ceño), parecemos todos asesinos en serie…” Se disculpa porque ahora no tienen citas disponibles, me pregunta cuándo puedo ir y me dice que me atenderá Rachel, a quien señala. Rachel me mira y me saluda con la manita sonriendo, como si fuera mi mejor amiga. Salgo alucinando y miro el rótulo a ver si me he equivocado y me he metido en un bar donde hacen improvisaciones. Pero parece que ahora es verdad, porque el miércoles ya no tengo que llevar papeles, sólo ir yo. ¡Voy a tener una cuenta de banco! Me avergüenzo de alegrarme.

Y ya he salido de dudas: Adam es muy… (redoble de tambores para dar suspense a la cosa)

… majo. Hoy tenía que ir a que me pagase la segunda nómina, porque el viernes me explicó algo de que no podía sacar más de 200 libras a la vez y hoy tendría la otra parte. Me dijo que podía ir en cualquier momento de 10 a 15 h, añadiendo luego “Bueno, hasta las cuatro, en realidad”. Así que hoy voy para allí después de haber estado muy liada toda la mañana con una entrevista de trabajo (por cierto, me han cogido, pero no la describo porque no hice payasadas), de que haya ido a ofrecerme de voluntaria en una tienda de caridad de las que abundan tanto (empiezo el sábado), y un montón de líos más. La cosa es que al final salgo bastante tarde de aquí y llego a la agencia casi a las tres. Dudando de si oí lo de “Estamos hasta las cuatro, en realidad”. Así que entro a toda pastilla y sin aliento, para que Adam pueda reconocerme. Voy con cara de disculpa, él también lleva puesta su cara de preocupación, y le pregunto si era hasta las tres o las cuatro. Me suelta una retahíla de la que sólo entiendo “the other guys” (añoro mis conversaciones con Jamie), pero por la que creo recibir el mensaje de que hoy no puede pagarme. Luego me dice que puedo esperar allí 20 minutos si quiero, o volver mañana… Como no sé si me he enterado bien y a lo mejor estoy esperando 20 minutos para otra cosa, le digo que vuelvo mañana (tengo que ir de nuevo al centro, de todos modos). Me pregunta que cómo me van las cosas, si todo va bien. No sé si aquí la gente pregunta por educación y es una fórmula a la que hay que responder “Fine, thanks” y Santas Pascuas, pero no me llega así. Le digo que me han cogido como freelance para dar clases particulares de español. (Eso era lo de la entrevista de esta mañana). Me felicita, alegrándose sinceramente. Y recuerdo que no tengo ni idea de qué supone eso a nivel burocrático, así que le pregunto si sabe si tengo que hacer algo especial con el Gobierno. Me dice que sí, que tengo que emitir unas facturas, y que me siente, que me va a buscar un modelo. Se pone a buscar, imprime una, me la enseña y me explica los conceptos. Me la manda por correo electrónico para que pueda editarla.

Luego sigue buscando en internet lo que tengo que hacer en relación al Gobierno. Cuando veo que está investigando sobre la marcha le digo que no se preocupe, que ya lo averiguaré. Me responde sonriendo “Estoy interesado”. “Sí, porque la burocracia es tan apasionante”, le contesto. Sonríe, pero sigue buscando. Al final encuentra una página que le convence y me pone la pantalla a la vista mientras me explica cosas y me da consejos, como que guarde todos los recibos de gastos relacionados con ir a dar clases, etcétera. Parece que tengo que registrarme en algo del Gobierno, pero luego es el Gobierno el que va contactando contigo para indicarte lo que tienes que hacer, no tienes que saber tú las cosas, como en España. Y no tienes que empezar pagando, como en España.

También me manda esa info por correo. Intento entender cuándo tengo que volver. Me dice que lo llame por la mañana antes de ir. Contesto que de todos modos será antes de las 14 h, porque ¡voy a subir a “The Arthur’s Seat”! (O lo voy a intentar, porque me preocupa un poco el aviso de “A reasonably good level of fitness is required - be prepared for some steep sections and step climbing”. A ver qué es un nivel razonable de forma física para un escocés…).

Cuando se lo digo exclama “Pero, ¿has mirado antes el tiempo?” y rápidamente busca en su móvil la predicción. Le digo que para qué, si no dan ni una. Se ríe, pero no aparta la mirada del teléfono hasta que suspira aliviado: “Sí, puedes ir”. Parece que no lloverá.

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