Este jueves vuelven los dueños, y aún no sé dónde me voy a meter. Ya pude mandar el mensaje al piso chulo y he tenido suerte, porque aún sigue disponible. Así que he quedado en ir hoy. La chica parece agradable por los mensajes, pero ahora tengo que ir a ver un piso sola y me pregunto si este será el cebo que utilice la banda de tráfico de órganos. En fin, si tengo que mudarme a algún sitio tendré que correr este riesgo antes o después. Y si me hacen cachitos, el problema del alojamiento estará solucionado. Aunque espero arreglarlo de otra manera.
Me pierdo en línea recta, que ya es de nota. Llueve y hace viento. Voy agarrando el paraguas con una mano, intentando que el viento no se lo lleve, y el móvil en la otra, porque decido confiar por última vez en la chica de Google Maps. Esta vez es misericordiosa y me lleva a mi destino con eficacia. Hacemos las paces.
Claire, la dueña, me muestra todas las estancias de la casa con entusiasmo y presume de las vistas. ¡Se ve el castillo desde aquí!!! El piso me parece una monada, está reformado, la zona es estupenda, y Claire parece muy simpática. Es del norte de Inglaterra, aunque tampoco tiene acento de allí, y la entiendo más o menos bien. Hablamos bastante y me pregunta que qué me parece la casa. Le digo que genial, pero supongo que ella será la que tenga la última palabra, porque ha venido bastante gente a verla. Responde que sí, pero que yo he sido la que más le ha gustado. Probablemente sea un truco de vendedora para hacer que me dé prisa, pero me cuesta decidirme tan rápidamente. Me dice que puede esperar un par de días a que le dé una respuesta.
Vuelvo a casa dándole vueltas al asunto. Lo que me asusta es cómo voy a poder pagarlo si no encuentro trabajo pronto. Pero me tendré que meter en algún sitio de todos modos, y este me ha encantado. Aparte del pequeño detalle de que ha sido el único que he encontrado, porque de los otros dos anuncios no me contestaron. Decido esperar un poco. A no sé qué, exactamente.
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