Bill me enseña su biblioteca, orgulloso. Babeo ante la visión de más de 3000 volúmenes, la mayoría sobre la historia de Escocia. También hay joyas como "El salmón en Escocia". No me atrevo a abrirlo porque sé que cuando empiece a leerlo no podré parar, y aún tengo mucho por hacer.
Mi habitación está en lo alto de la casa, accediendo por unas escaleras que harían frotarse las manos a un traumatólogo privado. Estrechas, altas, en curva. Y empapadas de aceite. Cómo disfruté subiendo la maleta.
Es muy pequeñita, pero me encantan las vistas. Y la tranquilidad. Los pajaritos son los únicos que rompen el silencio. Quiero vivir aquí.
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Vista desde mi habitación en el barrio de Stockbridge. |
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Vista Oeste al atardecer. O sea, a las 22:30 h en junio. |
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Camino al LIDL. Sé que está desenfocada, pero ¿habéis visto qué verde? Quiero vivir aquí. |
Con los días me doy cuenta de que esto no es una casa: es una pista americana. La bañera está subida a una plataforma y para entrar en ella hay que agarrarse al borde y casi trepar. Está tan alta que me tengo que duchar rápido porque me falta el oxígeno. De las escaleritas para mi habitación ya he hablado. Para ir al baño hay que subir otros tres escalones. Los primeros días me pierdo dentro de la casa. No os digo nada cuando salgo de ella. Voy echando miguitas para saber cómo volver a mi habitación.
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